Tres actitudes para la vida cristiana. Constancia en el amor y en el servicio
Servicio materno de María
Así pues, solamente podemos ser verdaderos discípulos de Cristo si hacemos del servicio a Dios y a los demás el eje central de nuestra existencia. El servicio materno de María consiste en vivir la actitud de sierva aceptando el plan de Dios y ofreciendo totalmente su existencia a través de una unión progresiva y perfecta con su Hijo, Jesucristo, desarrollando su maternidad espiritual sobre los discípulos y su función mediadora.
Nosotros somos los discípulos de Cristo, el Siervo de Yahvé que nos ha redimido, somos los hijos de María, la esclava del Señor. Tanto a nivel comunitario e institucional como a nivel personal no podemos vivir el seguimiento de Cristo sin hacer de la actitud y de la práctica del servicio uno de nuestros fundamentos. El cristianismo es mucho más que un conjunto de doctrinas, de normas y de valores. La vida cristiana es ante todo un don: Dios nos ama infinitamente, nos llena de su amor y produce en nosotros una vida nueva. Desde ahí podemos entender el mandamiento nuevo que Jesús da a sus discípulos: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros (Jn 13, 34).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario