No sabe nadie en el pueblo, que la niña María es Inmaculada desde su primer instante.
No sabe que ELLA sola tiene más gracia de Dios que todos los santos patriarcas y profetas juntos.
¡Qué risa! La niña María con su lacito en el pelo, y más importante que Abraham con toda su barba y que Isaías con todo su librote... Si supieran los del pueblo...
Pero no lo sabe nadie: ni Ana, ni Joaquín, ni la misma niña María. Como tantas cosas grandes, ésta sólo la sabe Dios.
Mientras tanto, la niña María ha oído llorar en la calle al pequeño Efraín, de tres años, y ha salido corriendo de casa, le ha regalado las nueces que le ha regalado el tendero de los bigotes, le ha hecho sonreír entre lágrimas al pequeño, y luego le ha quitado los mocos.
Tomado del libro: "María, el Carpintero y el Niño", de P. Pedro María Iraolagoitia, S.J., Ediciones Mensajero
http://www.mensajero.com/catalogo.php?q=Iraolagoitia&x=0&y=0
Recomendamos su compra y su lectura completa, pues lo que ofrecemos en este blog son extractos del mismo.
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