Proposición 15
Actualización homilética y “Directorio sobre la homilía”
La homilía hace que la Palabra proclamada se actualice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis escuchado con vuestros oídos” (Lc 4,21). Ella conduce al misterio que se celebra, invita a la misión y comparte las alegrías y los dolores, las esperanzas y los temores de los fieles, disponiendo así a la asamblea tanto a la profesión de fe (Credo), como a la oración universal de la misa.
Debería haber una homilía en todas las misas “cum populo”, incluso durante la semana. Es preciso que los predicadores (obispos, sacerdotes, diáconos) se preparen en la oración, para que prediquen con convicción y pasión. Deben hacerse tres preguntas:
-¿Qué dicen las lecturas proclamadas?
-¿Qué me dicen a mí?
- ¿Qué debo decir a la comunidad, teniendo en cuenta su situación concreta?
El predicador debe sobre todo dejarse interpelar el primero por la Palabra de Dios que anuncia. La homilía debe ser alimentada por la doctrina y transmitir la enseñanza de la Iglesia para fortificar la fe, llamar a la conversión en el marco de la celebración y preparar a la actuación del misterio pascual eucarístico.
Para ayudar al predicador, en el ministerio de la Palabra, y en continuidad con la enseñanza de la Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum Caritatis (n. 46), los padres sinodales desean que se elabore un “Directorio sobre la homilía”, que debería exponer, junto a los principios de la homilética y del arte de la comunicación, el contenido de los temas bíblicos que aparecen en los leccionarios que se usan en la liturgia.
Traducido del italiano por Nieves San Martín
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