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viernes, 10 de octubre de 2008

María en la tierra de los gulag


Una Catedral-Santuario que lleva el título de Virgen de Fátima, para recordar a las víctimas de las persecuciones



Karaganda (Agencia Fides) – Durante más de 50 años la luz de la fe fue combatida, contrariada, en el intento de acallarla. Durante medio siglo los cristianos que no han tenido temor de dar testimonio de su fe en Cristo han pagado con su vida. Y los sobrevivientes han conservado una pequeña llama que no se ha extinguido: entre estos numerosos sacerdotes y religiosos, vivían su ministerio de forma clandestina, administrando los Sacramentos, bautizando y celebrando matrimonios. Precisamente hoy, en una tierra en la que la experiencia de los "Gulag" ha traído muerte, destrucción, aniquilamiento de la vida humana y de su inalienable dignidad, surgirá una Catedral dedicada a la Virgen de Fátima. Es lo que está sucediendo en Karaganda, ciudad de Kazajstán, donde se está levantando una gran Catedral-Santuario en el mismo lugar en el que entregaron su vida muchos mártires de la fe: Según ha comunicado la Iglesia local, ésta rendirá honor a las víctimas de la persecución, marcando así el definitivo renacimiento de la fe católica en una tierra que ha sufrido durante décadas al ateismo comunista, y que ahora resurge de las catacumbas y florece gracias a la libertad religiosa.

En la era soviética, Kazajstán se convirtió en el lugar por excelencia de las deportaciones: quien se oponía al régimen comunista era deportado a la estepa infinita del Asia central a trabajar en las granjas colectivas, ya sea para ser enviado directamente a los campos de trabajo o a las terribles minas de carbón, que Kazajstán posee en abundancia. Dada la necesidad de mano de obra, el régimen planeó la deportación de millones de personas de diversas nacionalidades: y fue así como Kazajstán se convirtió en "un inmenso campo de concentración". Y entre los deportados había miles de católicos, sobretodo polacos, ucranianos y alemanes, aunque también lituanos y bielorrusos.


La ciudad de Karaganda era el centro de una telaraña de campos llamada "Karlag" ("Karaganda lager"), uno de los más vastos y horribles puntos del universo de los campos de concentración soviéticos, que recluía a las víctimas de la opresión religiosa y política. Y aquí precisamente nació uno de los centros espirituales católicos de la zona, ya que muchos sacerdotes deportados favorecieron el surgimiento de una iglesia clandestina. Entre éstos, es famoso el caso del p. Alexij Saritski, beatificado por el Papa Juan Pablo II en el 2001.


Hoy, Karaganda, ciudad de dos millones y medio de habitantes, en la que se levantan una gran mezquita y una iglesia ortodoxa, tendrá una nueva Catedral católica para celebrar la fe y recordar a los mártires y deportados de más de 120 etnias.


El permiso del gobierno kazajo fue concedido a la Iglesia local en el 2003, gracias a las buenas relaciones establecidas entre la Santa Sede y las autoridades del estado, que fue visitado en el 2001 por el Papa Juan Pablo II durante uno de sus viajes apostólicos. La Catedral, cuyos trabajos están en un estadio bastante avanzado, será dedicada a la Virgen de Fátima, Madre de todos los pueblos.

La Iglesia, de estilo gótico y revestida en piedra del Caucaso, está siendo construida gracias al apoyo y a las donaciones de los fieles de todo el mundo: por ello el Obispo de Karaganda, Mons. Pavel Lenga, y su Auxiliar Mons. Athanasius Schneider piden a los fieles un ulterior esfuerzo para completar las labores y regalar a los católicos kazajos una nueva iglesia, signo de la presencia de Jesús y de María en la tierra de los Gulag. (PA)


ENLACES DE INTERES:

http://www.hogardelamadre.org/rev/ant/137/entrevista.html



http://la-buhardilla-de-jeronimo.blogspot.com/2008/05/mons-athanasius-y-la-eucarista.html


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