Hermanos, hermanas, amigos míos, aceptemos, aceptad, ofreceros a Quien nos lo ha dado todo, que vino no para juzgar al mundo, sino para salvarlo (cf. Jn 3,17), aceptad reconocer en vuestras vidas la presencia activa de Quien está aquí presente, ante nuestras miradas. Aceptad ofrecerle vuestras propias vidas.
Benedicto XVI, LOURDES, domingo, 14 septiembre 2008. Homilía que pronunció Benedicto XVI al concluir la procesión eucarística en la Pradera de Lourdes.
Traducción del original del frances realizada por Zenit.
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