8. “Quien sea pequeñuelo venga a mí”. María llama a todos los pequeñuelos que no tienen madre, para que acudan a ella, como a la más amorosa de todas las madres. Dice el devoto Padre Nieremberg que el amor de todas las madres es sombra y nada comparado con el amor que María tiene a cada uno de nosotros. Madre de mi alma, que tanto me amáis y deseáis mi salvación más que nadie después de Dios, mostrad que sois madre.
Jaculatoria:
¡Haced, Madre mía, que siempre me acuerde de Vos!
Por San Alfonso en su obra “Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima”
1 comentario:
¡Acuérdate, Señora! ¡Acuérdate!
Publicar un comentario