7. Señora mía amabilísima, la Iglesia toda os proclama y saluda: Esperanza nuestra. Ya pues que sois la esperanza de todos, sed también mi esperanza. San Bernardo os llamaba toda la razón de su esperanza, y añadía: En Ti espere el que desespera. Otro tanto quiero deciros yo: Madre mía, ya que aun a los desesperados salváis, en Vos pongo toda mi esperanza.
Jaculatoria:
¡Madre de Dios, rogad a Jesús por mí!
Por San Alfonso en su obra “Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima”
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