5. Señora mía, San Bernardo os llama “robadora de los corazones”. Dice que con vuestra belleza y vuestra bondad andáis robando los corazones. Robad también os lo ruego, este corazón mío y toda mi voluntad. Yo entera os la entrego, y, unida a la vuestra, ofrecedla a Dios.
Jaculatoria:
¡Madre amabilísima, rogad por mí!
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