El ángel, centinela de la aurora
El ángel, centinela de la aurora,
estaba allí, celeste evangelista;
allí les aguardaba a las del alba,
allí les vio con mirra que traían.
De eterna juventud era el aspecto,
con veste de victoria aparecía;
sus ojos, de vidente de Jesús,
su rostro fulguraba de alegría
Tenía una embajada de los cielos,
la más bella noticia al mundo dicha:
Mujeres amorosas, no busquéis,
que vive para siempre el que es la Vida.
El coro de los ángeles cantaba
el cántico triunfal de bienvenida,
y al ser el manantial de toda gracia,
a Él agradecidos se ofrecían.
Corona de los ángeles, Jesús,
belleza que los cielos santifica,
a ti los servidores celestiales
en medio de nosotros te predican.
Lleguémonos, Iglesia universal,
Iglesia de la patria y peregrina:
¡Bendito sea el trono del Cordero,
oh Cristo Dios, a ti la luz divina! Amén.
El ángel, centinela de la aurora,
estaba allí, celeste evangelista;
allí les aguardaba a las del alba,
allí les vio con mirra que traían.
De eterna juventud era el aspecto,
con veste de victoria aparecía;
sus ojos, de vidente de Jesús,
su rostro fulguraba de alegría
Tenía una embajada de los cielos,
la más bella noticia al mundo dicha:
Mujeres amorosas, no busquéis,
que vive para siempre el que es la Vida.
El coro de los ángeles cantaba
el cántico triunfal de bienvenida,
y al ser el manantial de toda gracia,
a Él agradecidos se ofrecían.
Corona de los ángeles, Jesús,
belleza que los cielos santifica,
a ti los servidores celestiales
en medio de nosotros te predican.
Lleguémonos, Iglesia universal,
Iglesia de la patria y peregrina:
¡Bendito sea el trono del Cordero,
oh Cristo Dios, a ti la luz divina! Amén.
Recopilado por RUFINO MARÍA GRÁNDEZ Capuchino en su libro Himnario del Misterio Pascual.
Fuente: http://www.scribd.com/doc/6768651/Himnario-Pascual
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