10. Dícenos la Reina de los cielos: “En mi mano están las riquezas para enriquecer a los que me aman”. Amemos, pues, a María, si queremos ser ricos. El Idiota la llama “tesorera de las gracias”. Bienaventurado el que con amor y confianza acude a María. Madre mía, esperanza mía, Vos podéis hacerme santo: de Vos espero esta gracia.
Jaculatoria:
¡Madre amable, rogad, por mí!
Por San Alfonso en su obra “Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima”
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