Se trata de un combate espiritual, que se libra contra el pecado y, en último término, contra satanás. Es un combate que implica a toda la persona y exige una atenta y constante vigilancia. San Agustín afirma que quien quiere caminar en el amor de Dios y en su misericordia no puede contentarse con evitar los pecados graves y mortales, sino que "hace la verdad reconociendo también los pecados que se consideran menos graves (...) y va a la luz realizando obras dignas. También los pecados menos graves, si nos descuidamos, proliferan y producen la muerte" (In Io. evang. 12, 13, 35).
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
DURANTE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
EN LA BASÍLICA DE SANTA SABINA EL MIÉRCOLES DE CENIZA
1 de marzo de 2006
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
DURANTE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
EN LA BASÍLICA DE SANTA SABINA EL MIÉRCOLES DE CENIZA
1 de marzo de 2006
No hay comentarios.:
Publicar un comentario