Estar vigilantes, en espera de la última venida de Cristo: "Velad -dice Jesús-: pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa" (Mc 13, 35. 37). La breve parábola del señor que se fue de viaje y de los criados a los que dejó en su lugar muestra cuán importante es estar preparados para acoger al Señor, cuando venga repentinamente. La comunidad cristiana espera con ansia su "manifestación", y el apóstol san Pablo, escribiendo a los Corintios, los exhorta a confiar en la fidelidad de Dios y a vivir de modo que se encuentren "irreprensibles" (cf. 1 Co 1, 7-9) el día del Señor. Por eso, al inicio del Adviento, muy oportunamente la liturgia pone en nuestros labios la invocación del salmo: "Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación" (Sal 84, 8). BENEDICTO XVI ÁNGELUS
Primer domingo de Adviento
27 de noviembre de 2005
Rincón Mariano, es un blog de Amigos de la Virgen.
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miércoles, 3 de diciembre de 2008
Perlas Benedicto (74)
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