Dios nos llama a la comunión consigo, que se realizará plenamente cuando vuelva Cristo, y él mismo se compromete a hacer que lleguemos preparados a ese encuentro final y decisivo. El futuro, por decirlo así, está contenido en el presente o, mejor aún, en la presencia de Dios mismo, de su amor indefectible, que no nos deja solos, que no nos abandona ni siquiera un instante, como un padre y una madre jamás dejan de acompañar a sus hijos en su camino de crecimiento.
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
DURANTE EL REZO DE LAS PRIMERAS VÍSPERAS
DEL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
Sábado 26 de noviembre de 2005
No hay comentarios.:
Publicar un comentario