CARDENAL EMMANUEL III DELLY, PATRIARCA DE BABILONIA DE LOS CALDEOS (IRAK).
"Soy un hijo de la tierra de Abraham, Irak. (...) Hemos hecho todo lo posible por obtener la paz y la tranquilidad en el país. La situación en algunas partes de Irak es desastrosa y trágica. La vida es un calvario: faltan la paz y la seguridad, así como los elementos básicos cotidianos. Todos temen los secuestros y las intimidaciones. (...) Por no hablar del número cada vez mayor de muertos causados por las bombas y por los kamikazes que llevan cinturones llenos de explosivos. (...) Para nosotros, vivir la Palabra de Dios significa testimoniarla también al precio de la propia vida, como ha sucedido y sucede con el sacrificio de obispos, sacerdotes y fieles. (...) Por eso, os suplico que recéis por nosotros y con nosotros al Señor Jesús, Verbo de Dios, y que compartáis nuestra preocupación, nuestras esperanzas y el dolor de nuestras heridas, para que la Palabra de Dios hecha carne permanezca en su Iglesia y junto a nosotros como buen anuncio y como apoyo. Dieciséis de nuestros sacerdotes y dos obispos han sido secuestrados y liberados tras un rescate muy costoso. Algunos de ellos pertenecen al grupo de los nuevos mártires que hoy interceden por nosotros desde el cielo: el arzobispo de Mosul, Faraj Rahho, el padre Raghid Ganni, otros dos sacerdotes y otras seis jóvenes".
RINCÓN MARIANO: Conmovedor testimonio en el Sínodo del Patriarca Iraquí, de cómo la Palabra se hace carne en la tierra de Abraham.
"Gregorio Magno enseña que la Palabra crece con quien la lee. Ilumina a los pobres, guiándonos a entender que estar cerca de ellos es estar cerca del mismo Cristo. Hace brotar la dimensión estructural del cristiano: el discípulo. (...) En un tiempo de torbellino de palabras, la Palabra hace madurar en el silencio. (...) A veces la Palabra está encadenada por los proyectos, el protagonismo, las lecturas ideológicas. (...) Evangelizar no es una técnica, sino un desbordarse de la Palabra. El Sínodo puede ser el momento oportuno para que madure en el Pueblo de Dios una estación de amor por la Escritura. ¿Fuertes de un siglo de cultura bíblica no es hora de fomentar la devoción por la Sagrada Escritura entre el Pueblo de Dios? El hombre y la mujer cristianos serán entonces, como dice San Juan Crisóstomo, "simples con inteligencia" en un mundo complejo".
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