Las Confesiones de San Pablo (10)

Las Confesiones de San Pablo,

por el Cardenal Carlo Maria Martini.


Propongámonos, también nosotros, algunas preguntas.

- ¿Qué hay en mí de afín, de distinto o de análogo en la experiencia de Pablo?
- ¿Cómo puedo comprender en mi vida la acción proveniente de Dios y que me hace ser lo que soy?
- ¿Cómo y de qué manera Jesús, que fuera para Pablo la revelación de la misericordia divina, es para mí el punto de referencia fundamental para comprender quién soy, que soy, de dónde vengo y a qué estoy llamado?
- ¿Cuáles son las posesiones que me impiden acoger con libertad la iniciativa divina para conmigo?

Estas tenemos que hacérnoslas con amor. Si nos las hacemos con espíritu posesivo o autojustificativo, contestaremos con prisa y no lograremos ver en profundidad la historia de nuestra vida bajo la mirada de Dios. Pero si nos interrogamos con amor y misericordia podrá emerger lo que en nosotros es la obra de Dios, y lo que en nosotros es la resistencia de Pablo a la obra de Dios.

Terminemos leyendo nuevamente la narración de 1 Tim. 1, 15 y siguientes: “Digna de fe es esta palabra y de toda aceptación: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, el primero de los cuales soy yo”.

El pecado fundamental del hombre y, que se encuentra en la raíz de todos los pecados, es no reconocer a Dios como Dios, el no reconocerse como don suyo, como fruto de su amor: es la actitud satánica de oposición del hombre a Dios. Pablo vivió esta actitud bajo el tinte de posesión de cosas buenas, vivió el rechazo de la bondad de Dios sobre él.

Todos llevamos dentro la incapacidad de reconocer a Dios como Dios. “El primero de los cuales soy yo. Mas por esto he obtenido yo misericordia, para que mostrase a Jesucristo primero en todo mí su longanimidad, para ejemplo de cuantos habían de creer en él para la vida eterna”.

Es la justificación de nuestro curso de Ejercicios sobre Pablo que fue y es signo para otros, para la historia y para el mundo.

“Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos”.

Dios solo, único merecedor de honor y de gloria por lo que ha obrado y obra en nosotros, nos conceda vivir con esta alabanza en el corazón.

Estas meditaciones están recogidas en el libro “Las confesiones de San Pablo”, editadas por la Editorial San Pablo en su colección Espiritualidad Nueva. Recomendamos vivamente la compra y lectura de este libro, que apenas cuesta 8 €, pues lo que ofrecemos en este blog son extractos del mismo.