Rincón Mariano, es un blog de Amigos de la Virgen.
"Un espacio de encuentro" de información, comunicación y participación.
Difunde medios, enlaces, noticias y actividades, de contenido católico.
Club de los Sitios Católicos Clic para escuchar Radio en Vivo

domingo, 8 de junio de 2008

"Semillas" de Benedicto XVI (21)

¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" (Lucas 1, 42-45). Estas palabras podrían parecer desproporcionadas respecto al contexto real. Isabel es una de las muchas ancianas de Israel y María una muchacha desconocida de una aldea perdida de Galilea. ¿Qué pueden ser y que pueden hacer en un mundo en el que cuentan otras personas y otros poderes? Sin embargo, María nos sorprende una vez más; su corazón es limpio, totalmente abierto a la luz de Dios; su alma no tiene pecado, no carga con el peso del orgullo o el egoísmo. Las palabras de Isabel encienden en su espíritu un cántico de alabanza que es una auténtica y profunda interpretación "teológica" de su historia: una lectura que tenemos que seguir aprendiendo de quien tiene una fe sin sombras ni grietas. "Engrandece mi alma al Señor". María reconoce la grandeza de Dios. Este es el primer e indispensable sentimiento de la fe: el sentimiento que da seguridad a la criatura humana y que libera del miedo, a pesar de las tempestades de la historia.

Benedicto XVI. Vaticano, 31 mayo 2008. En la noche del sábado al rezar el Rosario en la clausura del mes de mayo, tradicionalmente dedicado a María.

[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]

1 comentario:

Unknown dijo...

La clave de la forma de ser de María reside en su humildad.

La humildad es una flor preciosísima, que no se cría en la tierra del pecado y sólo puede brotar, crecer y arraigarse en el paraíso de la gracia.

Es la humildad flor de tal perfume que, al aspirarla en María, el Rey de los cielos se hizo esclavo tomando la naturaleza humana en sus entrañas virginales. Dios Altísimo ama mucho la humildad, porque es Dios de verdad y la humildad es la verdad, puesto que atribuye a Dios lo que es de Dios, esto es, todo lo bueno, y da al hombre todo lo que es suyo, esto es, la miseria y el pecado. Por eso Dios mira con amorosos ojos a lo humildes y no puede sufrir cerca de Sí a los soberbios.

María visitó a su prima Isabel después de ser elegida Madre de Dios, se sujetó a la ley de la purificación y, al pie de la cruz, se mostró como Madre de Jesús crucificado cuando estaba cubierto de oprobios. De todas las lecciones de vida eterna ninguna nos es tan necesaria como ésta de la humildad.