María, guia segura en la vida

“HACED LO QUE ÉL OS DIGA” (Jn 2, 5).

Queridos amigos, en su reciente Encíclica, Spe salvi, el Papa Benedicto XVI nos recuerda: “La vida humana es un camino. ¿Hacia qué meta? ¿Cómo encontramos el rumbo? La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza.” (Spe salvi, n.49). ¿Y qué luz de esperanza más grandiosa que María, nuestra Madre? Ella es conocida tradicionalmente como la “Estrella del Mar”, la estrella brillante que nos señala la dirección acertada. Durante el mes de mayo, la Iglesia dirige especial atención al papel de María en nuestras vidas.

María es nuestra Madre y Guía, y por ello desempeña un rol activo en nuestro camino hacia la santidad y en nuestra disposición a conformarnos a Su Hijo, el Señor Jesús. Por lo mismo, como cristianos nuestra vocación es vivir la naturaleza de Jesús, y esa naturaleza significa ser hijos de María. Esto no quiere decir que consideramos a María como una deidad femenina. Nuestra devoción a María está centrada eminentemente en Cristo. Es Jesús quien nos indica a Su Madre y nos la da como Madre Nuestra. Recordemos que fue en la Cruz, al pronunciar Sus últimas palabras, como si se tratara de su última voluntad, cuando Jesús dijo: “Mujer, allí tienes a tu hijo”… “Allí tienes a tu madre”.

Si vamos a María es porque el Señor Jesús la ha dejado como madre y guía nuestra. Y por esto, cuando nos acercamos a ella, encontramos el fondo de su corazón rebosante del amor por Jesús. En María todo indica a Jesús. Por eso desde el corazón amoroso de Jesús, Su amor filial, nos acoge el corazón amoroso de María, lleno de amor para su Hijo. De esta manera nos lleva de nuevo a Él, pero esta vez, en una relación más profunda. Por lo tanto nuestra devoción Mariana, nuestro amor filial por María, no es un suplemento o una decoración del tapiz de nuestra fe. Es algo fundamental. Ella es nuestra madre y como una buena madre, está pendiente de nuestras necesidades y hace todo lo posible para acercarnos más a su hijo, el Señor Jesús. Podemos verlo claramente en las Bodas de Caná. Cuando ella le dice al Señor: “No tienen vino”, de una forma muy sencilla y delicada, manifiesta su reverencia por Él y su preocupación por las necesidades de los novios. Se preocupa y advierte nuestras necesidades, presentándolas al Único que puede responder: el Señor.

Y María en ese momento les dijo a los sirvientes, y a través de ellos a todos nosotros: “Haced lo que Él os diga”, enseñándonos el camino para cumplir con el Plan de Dios: Haced lo que Él os diga. Para crecer en vuestra fe: Haced lo que Él os diga. Para haceros santos y así alcanzar la felicidad verdadera: Haced lo que Él os diga.

Así pues, sigamos el consejo de San Bernardo de Claraval:

“Si amenazan los vientos de la tentación o las rocas de la tribulación,
¡mira la Estrella, invoca a la Virgen María!
Si se levantan sobre ti las olas del orgullo o la ambición,
si te persigue la marea de la degradación o los celos,
¡mira la Estrella, invoca a la Virgen María!”

Y podemos añadir: si no sabéis cual camino tomar, si estáis perdidos en los caminos de la vida, escuchad a María, seguid su ejemplo y “Haz lo que Él te diga”. Dejad que María Nuestra Señora de la Cruz del Sur, os guíe en vuestra peregrinación a Sidney en julio 2008.

Obispo Anthony Fisher, para el boletín electrónico e-PEREGRINACIÓN.