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martes, 25 de mayo de 2010

El arte como sacramento


Los iconos más antiguos creados por iconógrafos de la ciudad de Teteven se remontan a finales del siglo XVII. Una rica colección de más de 160 iconos originales pintados por seis famosas familias de iconógrafos puede ser apreciada en el museo “Escuela de Iconografía de la ciudad de Teteven”. El museo se ubica en la Capilla del Rey, construida en el año 1943-1944, con la voluntad de la reina Juana de Bulgaria y es un regalo para la bella ciudad situada en la Cordillera de los Balcanes.

Hoy en día la tradición de la escuela de iconogarafía de Teteven sigue viva gracias a los iconógrafos contemporáneos.

Anna Frenkeva es representante de esta escuela. Se ha graduado en la cátedra de arte gráfico por la Universidad Santos Cirilo y Metodio, de Veliko Tarnovo. Igonógrafos autodidactas la introdujeron en este arte.

“En el quinto curso comencé a dedicarme a la pintura de iconos movida por una sensación muy profunda, cuenta Anna. Cuando llegué a la ciudad de Triavna, los funcionarios del museo notaron que hay algo peculiar en las caras y en los ojos de las imágenes que creaba. Pintaba iconos siguiendo el estilo bizantino, sobre todo imágenes de la Virgen, pero los rostros que pintaba eran los típicos de la escuela de Teteven, es decir eran más reales. Esto me animó a continuar el estudio de las técnicas de la escuela de Teteven aplicados en la iconografía. Habitualmente, cuando los turistas visitan el Museo del Icono y ven los originales en las iglesias, nos encargan iconos que sean réplicas de algunos iconos o buscan algo que es una combinación entre varios iconos”.

¿Qué es lo característico de la Escuela de Teteven?

“El propio modo de crear las imágenes, de buscar y plasmar elementos más reales, explica Anna. Por ejemplo, cuando se pinta el fondo, el cielo se representa de una manera más real, así como el verde de los valles, la propia expresión de las caras es más terrestre, más real”.

Anna se refirió así a la técnica de trabajar y a la necesidad de atenerse a los cánones:

“Hay que trabajar sobre madera impregnada previamente. Bajo el color fundamental se coloca un lienzo para que dure más. Hace tiempo se trabajaba con pigmentos que se diluían en una emulsión de huevo. Yo personalmente trabajo con colores al temple ya preparados. Depende del cliente. Algunas personas insisten en que los colores parezcan viejos, como si el tiempo hubiera dejado sus huellas sobre ellos. Se venden especiales sustancias que envejecen los colores. La mayoría de mis iconos antiguos están pintados en colores intensos y vívidos”.

Anna es de la ciudad de Smolian. Se estableció en Triavna con su novio cuando se graduó por la Universidad de Veliko Tarnovo.

“Recientemente leí que en el pasado los iconógrafos llegaban a Triavna de otras ciudades como Teteven, Samokov, Strandha”, cuenta la pintora. A su juicio, el don de la pintura se hereda genéticamente. Sus padres también lo poseían pero no pudieron desarrollarlo. Su abuela la instruyó en el espíritu de la fe ortodoxa.

“Nací en 1968 cuando estaba prohibido profesar la religión. A pesar de esto mi abuela me llevaba a la iglesia y por esto mi actitud hacia la fe es algo natural”, dice Anna.

¿Para dedicarse a la iconografía una persona debe poseer cualidades más especiales?

“Creo que uno debe sentir amor y fe para poder asimilar el legado de nuestros antepasados y desarrollarlo”, responde Anna. Hay pintores que crean unas replicas ideales y absolutas. Hay otros que se proponen plasmar algo nuevo y diferente. Clientes míos han querido que les haga copias idénticas al original. A mí esto me resulta difícil. Siempre agrego algo nuevo, por muy poco que sea. Como se dice, uno no puede escapar de sí mismo, el pintor siempre volcará parte de su alma en sus creaciones”.

Caridad, esperanza y fe es lo que Anna plasma en los iconos que pinta. Su práctica hasta el momento indica que con más frecuencia la gente desea comprarse iconos de la Virgen María. Tienen mucha demanda los iconos del santo cuyo nombre llevan los clientes, que son difíciles de encontrar en el mercado. Los turistas extranjeros que pasean por la antigua calle de los oficios en Teteven, donde se encuentra el taller de la pintora, también se muestran interesados por los iconos búlgaros y se los llevan como recuerdo de Bulgaria. A Anna le gusta vivir en una ciudad tranquila como Teteven, que se anima cuando llegan turistas búlgaros y extranjeros.

“Una persona que trabaja necesita tranquilidad, dice Anna. Algunas veces esto puede tener el efecto contrario porque el mundo se desarrolla muy dinámicamente y aquí corremos el riesgo de atrasarnos de las tendencias modernas. El sosiego crea un entorno muy apropiado. Tienen un impacto muy positivo la atmósfera de la ciudad, las antiguas casas, la calle de los oficios. Aunque vivo en una casa nueva, está cerca del casco antiguo de la cuidad, desde mi ventana puedo ver la Torre del Reloj y todo esto me hace sentir en aguas propias”.

Por Rumiana Tsvetkova

Versión en español de Hristina Taseva


FUENTE: http://www.bnr.bg/RadioBulgaria/Emission_Spanish/Theme_Cultura/Material/08.11.15+Anna+Trenkeva.htm






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