19. Dice el devoto Bernardino de Busto: “Pecador, quien quiera que seas, no desconfíes; recurre a esta Señora con certidumbre de ser socorrido y la hallarás con las manos colmadas de misericordia y de gracias”. Y “sabe, añade, que más desea la piadosísima Reina hacerte bien, que tú el ser socorrido por Ella”. Siempre doy gracias a Dios, ¡oh Señora mía! porque hizo que yo os conociera. Pobre de mí si no os hubiese conocido, o si me olvidase de Vos: gran riesgo correría mi salvación. Pero yo, Madre mía, os bendigo, os amo y confío tanto en Vos, que en vuestras manos pongo toda mi alma.
Jaculatoria:
¡Oh María! dichoso quien os conoce y en Vos confía.
Por San Alfonso en su obra “Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima”
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