Necesito tus manos
para seguir bendiciendo;
necesito tus labios
para seguir hablando;
necesito tu cuerpo
para seguir sufriendo;
necesito tu corazón
para seguir amando.
Te necesito para seguir
salvando a los hombres,
mis hermanos.
ORACION
Señor, Jesucristo, Maestro y Señor de nuestra vida,
mira con amor a tu Iglesia.
Tú que siempre la has amado y nunca la dejarás de amar,
tenemos la osadía de pedir por ella el don de las vocaciones:
Escoge hombres y mujeres que descubran y vivan Tu amor.
Haz que se sientan llamados,
por un don que nunca agradecerán del todo,
a entregar su vida por Ti y por los hermanos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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