Queridos hermanos y hermanas, esta tarde nuestro pensamiento vuelve con emoción al momento de la muerte del amado Pontífice Juan Pablo II, pero al mismo tiempo el corazón se siente en cierto modo impulsado a mirar adelante. Resuenan en nuestra alma sus repetidas invitaciones a avanzar sin miedo por el camino de la fidelidad al Evangelio para ser heraldos y testigos de Cristo en el tercer milenio.
Vuelven a nuestra mente sus incesantes exhortaciones a cooperar generosamente en la realización de una humanidad más justa y solidaria, a ser artífices de paz y constructores de esperanza. Que nuestra mirada esté siempre fija en Cristo, "el mismo ayer, hoy y siempre" (Hb 13, 8), el cual guía con firmeza a su Iglesia.
HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
DURANTE LA SOLEMNE CONCELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
EN EL PRIMER ANIVERSARIO DE LA MUERTE
DEL PAPA JUAN PABLO II
Lunes 3 de abril de 2006
No hay comentarios.:
Publicar un comentario