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viernes, 24 de abril de 2009

La Pascua con María

     La Pascua es un tiempo eminentemente cristológico. Este tiempo litúrgico nos orienta hacia la presencia y el don de Cristo Resucitado, que llena esplendor de su luz la vida de los cristianos. Nuestra vida, unida a la de Cristo por el bautismo y por la Eucaristía, participa de la Pascua del Señor. Si vivimos con Él, vivimos de Él. La vida del cristiano participa ya de la eternidad en la que Cristo vive y actúa.

 

 

      Pero no faltan motivos para recordar a María en el tiempo de Pascua y en la espera del Espíritu Santo. Conviene que la espiritualidad de este tiempo esté marcada por su presencia y su ejemplo. Sabemos indirectamente que la Virgen participa de la Pascua de su Hijo, en la alegría de su Resurrección, y como Mujer nueva que ha vivido, como ningún otro, junto al Hombre nuevo, el misterio pascual. María está presente en Pentecostés, en la oración común (Cf. Hch. 1, 14), como Madre de Jesús. La iconografía más antigua representa a María en la Ascensión como figura y modelo de la Iglesia. Es, pues, Virgen de la Pascua del Hijo, Iglesia orante de la Ascensión y en la espera del Espíritu, Madre de Jesús y de los discípulos de Cristo en la efusión del Espíritu Santo (Cf. LG 59).

 

 

      El documento del Capítulo General de los Siervos de María "Haced lo que os diga", expresa este deseo de ver subrayada la presencia de María en el misterio pascual, cuando escribe que, respetando el sentido del tiempo de Pascua y la debida atención a sus contenidos, la liturgia "debe mostrar la potencia de la Pascua de Cristo y el don del Espíritu operante en María. Por otra parte, es deseable que la liturgia pascual, sobre el hilo conductor del dato bíblico (Hch. 1,14), desarrolle culturalmente la relación arcana existente entre el Espíritu, la Iglesia y María".

 

 

      Este deseo ha sido escuchado en parte en la Colección de Misas de la Virgen María. Expresa el sentido mariano del tiempo pascual esta nota que precede las misas del tiempo de Pascua: "En el gran domingo, esto es, durante los cincuenta días que la Iglesia, con alegría y júbilo, celebra el misterio pascual, la liturgia romana recuerda también a la Madre de Cristo llena de gozo por la resurrección de Cristo, dedicada a la oración con los apóstoles y esperando confiadamente con ellos el don del Espíritu Santo. La Iglesia por su parte, al ejercer su función maternal, celebrando los sacramentos de la iniciación cristiana –que son los sacramentos pascuales-, reconoce en la Santísima Virgen el modelo de su maternidad y se da cuenta, además, de que en la Madre de Cristo tiene un modelo y una ayuda en el encargo de proclamar el Evangelio que Cristo le encomendó después de resucitar de entre los muertos (Cf. Mt. 28, 19-20)."

 

 

      Entre los elementos marianos de la liturgia del tiempo pascual recordamos: el saludo de Completas: Regina coeli; el Magnificat de Vísperas, rezado en la perspectiva pascual de su composición y de los sentimientos de María después de la Pascua, cuando ya en Cristo se han realizado algunas promesas del Magnificat: ha exaltado a los humildes. Tienen un tono mariano algunas oraciones de intercesión que aparecen en Vísperas.

 

 

      La celebración del mes de mayo en honor de María no debe desviar la mirada de esta espiritualidad mariana pascual. La fiesta de la Visitación puede ser contemplada a la luz de Pentecostés, anticipado en María. Se celebra en algunas naciones el lunes después de Pentecostés la fiesta de María, Madre de la Iglesia, con los formularios que ahora se encuentran en el Misal Romano, como misas votivas de la Virgen.

 

 

      También la primera fiesta del año de la Virgen del Capítulo se celebra en este primer lunes después de Pentecostés. Es motivo de alegría, de júbilo y esperanza, la presencia la fiesta de nuestra Madre Santísima precisamente después de recibir el don del Espíritu Santo. Que Ella nos ayude a vivir santamente la Pascua y, como ella, a esperar en actitud orante la fuerza del Espíritu Defensor.

 

 

¡Feliz y santa Pascua en compañía de María!

 

 

Fuente: www.virgendelcapitulo.org/Boletin/ABRIL_boletin%20word.doc

 

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