Tres aspectos del misterio de María. Madre de Dios y madre nuestra
Luz del camino… La Anunciación a María
El acontecimiento de la encarnación nos adentra a fondo en la historia de la salvación. Es la propuesta de Dios, que abre al ser humano y a la historia humana unas dimensiones infinitas. Tiene lugar en un clima de oración, de silencio y de misterio, y comporta una irrupción poderosa de Dios en la vida de María. El ángel le anuncia un mensaje desconcertante: la propuesta de convertirse en la madre del Mesías. Ella responde aceptando el plan de Dios y da su consentimiento humilde y generoso. En su respuesta no hay otra seguridad que su confianza en la Palabra de Dios. Ella responde con una fe absoluta en este momento único e irrepetible de la historia de la humanidad. María inicia un camino de fe y de unión con su Hijo que mantendrá hasta el final. Este momento de la anunciación y los años que seguirán son como una desinstalación, un éxodo, un ponerse en camino, son una experiencia profunda de pobreza, de confianza absoluta en Dios, en totalidad y radicalidad, porque ella ha creído que para Dios, ciertamente, no hay nada imposible. De ahí la felicitación que recibe de su prima Isabel: ¡Feliz tú, que has creído! (Lc 1, 45). Esta es la primera bienaventuranza que se menciona en el Evangelio.
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