Tres aspectos del misterio de María. Madre de Dios y madre nuestra
Luz del camino
El Papa Benedicto XVI, al final de su encíclica Spe Salvi al presentar a María como estrella de la esperanza, recuerda un himno latino antiguo —Ave maris Stella— con el que la Iglesia saluda a María como estrella del mar. En la antigüedad los marineros se guiaban por las estrellas en la oscuridad de la noche para orientarse hacia el puerto seguro. María es como la estrella del mar que nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Continúa el Papa comparando la vida con un viaje por el mar de la historia. Este viaje no está exento de oscuridades y de dificultades de todo tipo. Y en este viaje necesitamos signos, luces que nos indiquen la ruta. Cristo es la luz del mundo, él es el Salvador. Pero porque Cristo quiere nuestra colaboración, también hay personas que reflejan su luz por la coherencia y santidad de su vida. Y de todas ellas María es la principal estrella en nuestro camino.
María es modelo y guía para vivir a fondo el compromiso, ya sea en el día a día, en los pequeños detalles, como también en las grandes ocasiones, en los grandes desafíos que se nos presenten. Ella también tuvo que recorrer su camino de fe, que no estuvo exento de dificultades. Recordemos algunos momentos significativos.
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