Por consiguiente, la Cuaresma nos recuerda que la vida cristiana es un combate sin pausa, en el que se deben usar las "armas" de la oración, el ayuno y la penitencia. Combatir contra el mal, contra cualquier forma de egoísmo y de odio, y morir a sí mismos para vivir en Dios es el itinerario ascético que todos los discípulos de Jesús están llamados a recorrer con humildad y paciencia, con generosidad y perseverancia.
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
DURANTE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
EN LA BASÍLICA DE SANTA SABINA EL MIÉRCOLES DE CENIZA
1 de marzo de 2006
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
DURANTE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
EN LA BASÍLICA DE SANTA SABINA EL MIÉRCOLES DE CENIZA
1 de marzo de 2006




No hay comentarios.:
Publicar un comentario