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lunes, 2 de marzo de 2009

Las confesiones de San Pablo (33)



LAS CONFESIONES DE SAN PABLO (),

por el Cardenal Carlo Maria Martini.



Las actitudes externas de Pablo transfigurado en Cristo.

a) La primera actitud externa es la infatigable actividad que es verdaderamente prodigiosa.

Desde el primer día de su conversión: predica en Damasco y tiene que huir; va a Jerusalén, predica y lo hacen irse; permanece en Tarso hasta cuando la Providencia no lo vuelve a llamar; cuando lo llama, olvidados los resentimientos pasados, vuelve a partir. En su viaje misionero prácticamente cada estación es un recomenzar desde el principio: predica en Antioquía de Pisidia, lo echan y se va para Iconio; en Iconio amenazan con un atentado contra él, tratan de lapidarlo, y se va a Listra. En Listra tiene que soportar una lluvia de piedras. Es interesante notar la impasibilidad con que Lucas describe la escena: “Entonces vinieron de Antioquía e Iconio judíos que se ganaron a la multitud. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto. Mas habiéndolo rodeado los discípulos, se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente marchó a Derbe en compañía de Bernabé. Después de haber evangelizado aquella ciudad y haber hecho un buen número de discípulos se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía”. (He. 14, 19-21).

Así es más o menos toda su vida: de Atenas sale humillado, ridiculizado por los filósofos, pero se va a Corinto y recomienza, aunque con el ánimo lleno de temor.

Este recomenzar no es humano: un hombre, después de algunas tentativas fallidas, humanamente queda sin ningún ánimo. Nosotros no tenemos esa capacidad suya de ser infatigable, tampoco él la tenía: es un reflejo de lo que llamará “la caridad”. “La caridad no se cansa nunca”.(1Cor. 13, 17). Es la caridad de Dios:”El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom. 5, 5).Su modo de obrar viene de lo alto, es un don, y es el que hace que la desilusión no sea nunca definitiva. “No sólo esto, sino que nos gloriamos también en las tribulaciones” (Rom. 5, 3), sabiendo que la tribulación produce la paciencia; la paciencia, la prueba; y la prueba, la esperanza, y la esperanza no nos deja confundidos, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado”(Rom. 5, 3-5).

Si estas palabras fueran dichas por un neoconvertido en los comienzos del entusiasmo, podríamos pensar que habla sin experiencia. Dichas por un misionero que había vivido veinte años de pruebas, adquieren un tono diverso y nos hacen reflexionar profundamente. Ningún esfuerzo humano puede llegar a esta actitud: es la caridad de Dios difundida en nuestros corazones por el Espíritu que nos ha sido dado.

La transfiguración de Pablo es, una vez más, la fuerza del Resucitado que entra en su debilidad y vive en él.

b) La segunda actitud externa es la libertad del espíritu. Siente que ha llegado a una situación en la que ya no obra por constricción o por conformación voluntariosa según modelos externos: obra porque es rico por dentro. Entonces puede asumir actitudes arriesgadas que sería temerario imitar. Veamos esta libertad de espíritu en la carta a los Gálatas, cuando dice que humanamente habría sido más prudente circuncidar a Tito, según las exigencias de los judío-cristianos: “A los cuales ni por un momento prestamos sumisión, para que la verdad del Evangelio persevere entre ustedes” (Gál. 2, 5). Pablo es libre de cualquier juicio u opinión corriente: es muy difícil perseverar aislados ante una mentalidad común, ante una cultura adversa. Lo hace con extrema libertad, sin victimismos, porque la riqueza que siente dentro no es comparable con la opinión ajena.

Esta fuerza suya le permite, a un cierto punto, oponerse a nadie menos que a Cefas (Pedro). Es un caso-límite de libertad:”(En Antioquía) simulando también con él los otros judíos, de suerte que también Bernabé se dejó arrastrar por su simulación” (Gál. 2, 13). La que llama simulación, evidentemente para Bernabé era el deseo de mediar entre las partes. Pablo no acepta y de aquí su resistencia que aclara la situación.

Una libertad que no es arbitrio o presunción, sino sentido de absoluta y total pertenencia como esclavo, como siervo de Cristo. El mismo a veces pone en paralelo el ser siervo de Cristo con el ser libre de todas las otras opiniones humanas.

En esta luz la libertad se convierte en una forma rigurosísima de servicio: “Cristo nos libertó para gozar de libertad: permanezcan, pues, firmes y no se sujeten de nuevo al yugo de la esclavitud. Miren, yo, Pablo, les digo que si se circuncidan, Cristo de nada les aprovechará. Y declaro de nuevo a todo hombre que se circuncida que queda obligado a cumplir toda la ley. Quedan desligados de Cristo los que quieran ser justificados por la Ley; cayeron separados de la gracia. Nosotros, en efecto, por el Espíritu en virtud de la fe aguardamos la justicia esperada; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, sino la fe, que obra por medio de la caridad. Corrían bien; ¿quién les impidió para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no viene de aquel que los llama. Poca levadura hace fermentar toda la masa. Yo confío de ustedes en el Señor que no pensarán de otro modo; pero el que los perturba llevará su castigo, sea quien fuere. Yo, pues, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué soy todavía perseguido? Luego ha sido anulado el escándalo de la cruz. Ojalá que se mutilasen del todo los que los perturban! Ustedes, en efecto, hermanos fueron llamados a la libertad; mas procuren que la libertad no sea un motivo” –y nosotros sabemos que bajo la palabra libertad hay a menudo mucho pretexto-“para servir a la carne, antes bien sírvanse los unos a los otros mediante la caridad” (Gál. 5, 1-13).Es uno de los pocos pasajes en los que estar al servicio –en griego ser esclavos- se aplica los unos a los otos. El servicio absoluto de Cristo hace al hombre libre hasta llegar a no temer hacerse esclavo del hermano.

Esta libertad, pues, es fuente de servicio humildísimo y es la raíz de aquel ”con toda humildad” que es la característica del apostolado de Pablo.



Estas meditaciones están recogidas en el libro “Las confesiones de San Pablo”, editadas por la Editorial San Pablo en su colección Espiritualidad Nueva. Recomendamos vivamente la compra y lectura de este libro, que apenas cuesta 8 €, pues lo que ofrecemos en este blog son extractos del mismo.

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