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viernes, 27 de febrero de 2009

El insecto de la Virgen


Anna Weiner, residente de Granada Hills (California), no necesita el Día de San Valentín o cualquier otra fecha memorable para extender su generosidad.

En su rutina diaria, ya sea que vaya al banco, a una cita con el doctor o reuniéndose con amigos para el almuerzo, ella se acerca a un extraño y le ofrece una mariquita.

"He dado miles de mariquitas", dijo ella. "De las miles de personas, solo 54 personas en siete años se han rehusado aceptar una".

"No tengan miedo si quiero molestarlos, porque solo quiero darle una mariquita", le dice a las personas en forma de broma. A veces ella dice, "usted se ve tan bella, pero hay algo que le hace falta". Ella tiene muchas frases para acercarse a las personas y facilitar la interacción.

Weiner, de 75 años, dijo que no esta segura dónde encuentra la valentía para acercarse a extraños y a veces solo sigue sus instintos de a quien darlas. A traves de los años, ella ha gastado una buena cantidad de dinero comprando este pequeño obsequio. También esta orgullosa de su edad. "Doy gracias a Dios por cada día que me levanto.

Ella compró su primer grupo de adornos de mariquitas en el 2001 luego de visitar a su hermano en Alemania durante la primavera, cuando encontró los adornos de madera en una tienda. Era una memoria especial para ella. "Recuerdo que cuando era niña en Yugoslavia, sabía que eran especiales y que era un honor de la Virgen Maria. En muchos idiomas, las mariquitas significan el nombre de Maria y se les llama el insecto de Maria".

"Cuando regresé a casa y se las di a mis amigos y algunos extraños, la felicidad de darlas a la gente se volvió un llamado para mi y sabía lo que iba hacer".


"A la mayoría de las personas les gustan las mariquitas y cuando crecía en Yugoslavia me hacía muy feliz darlas a la gente", dijo.

Algunas personas se emocionan al recibirlas. "La semana, le di una a un hombre en una oficina de correos, que me esperó hasta que salí y me dijo que se la iba a dar a su esposa, así que le di dos. Les digo, aquí esta una mariquita para su esposa o su novia, y espero que no tenga ambas", dijo ella sonriendo.

Puedes ver dónde ha estado Weiner. Encontrarás sus mariquitas en iglesias como St. John de la Salle, el restaurante Coco’s en Mission Hills, Bakers Square y IHOP. Donde quiera que vaya, Weiner deja una senda de mariquitas así como amistad.


"Algunas personas al principio piensan que las estoy vendiendo, y les digo ‘no, es un regalo’ y se sorprenden. Algunas personas me cuentan sus recuerdos sobre las mariquitas. Algunas personas se emocionan. A veces escucho historias muy tristes. Una joven mujer a quien le di una, me dijo, ‘no sabe lo que ha hecho por. Tenía una hija de cinco meses y ella murió y yo la llamaba mi pequeña mariquita. Estoy orando para poder quedar embarazada otra vez".

A veces, Weiner comparte alguna historia sobre las mariquitas. "La mariquita no es realmente un insecto y ha sido nombrada así en honor a "nuestra madre"—la Virgen Maria".


Weiner, oriunda de Yugoslavia, ha enfrentado horrible adversidades. Ella perdió a su madre a la edad de 7 años y fue enviada a vivir con una tía que no tenía hijos y la trataba muy mal. "Sé lo que es vivir con miedo. La primera generación de mi familia fue literalmente al río Danubio en cajas de madera— había muchos asesinatos y violaciones por parte de los Turcos.

Cuando Hitler ascendió al poder y dijo que debíamos declararnos alemanes y Tito dijo que si queríamos ser alemanes, debíamos salirnos del país y nos sacaron de nuestro país y muchos de nosotros fuimos a Austria y tuvimos que vivir en muchos lugares. Yo viví en Austria y conocí a mi esposo. Años más tarde, él se le unió. Durante la guerra, no podíamos encender la luz, porque los bombarderos la podían ver".


"La gente no se da cuenta que también había alemanes que sufrieron. Nosotros vivíamos en una barraca. Ni quiera teníamos una foto para colgar o un suéter para colgar".

Ella aprendió desde temprana edad que a veces tienes que sobrellevar las circunstancias y encontrar belleza aún cuando parece que no hay nada de eso alrededor y extender la generosidad. Su pérdida más sensible a sido su esposo, Joe, también oriundo de Yugoslavia, con quien creó una vida mejor y se mudó a Granada Hills. Ella mantiene sus tradiciones y comparte su sabiduría. "Extraño mucho a mi Joe".

"Cuando llegé a este país en 1953, no podía hablar ingles muy bien. Alguien me dio un billete de $2.00 y dijo, no lo gastes. Me dijo que siempre y cuando lo tuviera, no estaría sin dinero. Aunque estuve tentada a gastarlo, mi Joe estaba muy enfermo a menudo, nunca lo gaste", dijo ella. No es raro que Weiner ofrezca billetes de $2.00 de vez en cuando.

"Si hay alguien más que ha entregado más mariquitas, que Dios los bendiga, pero dudo que haya alguien haya dado más que yo".

Pero más que todo,Weiner dice que su mayor deseo es continuar compartiendo los pequeños insectos de Maria con tantas personas como sea posible y así enviar un mensaje que no es muy difícil compartir un poco de amor.


Written by Diana Martinez, Editor
Thursday, 26 February 2009


Fuente: http://www.sanfernandosun.com/el_sol/index.php?option=com_content&task=view&id=1620&Itemid=2

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