En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada
En esta primera canción canta el alma la dichosa suerte y ventura que tuvo en salir de todas las cosas afuera, y de los apetitos e imperfecciones que hay en la parte sensitiva del hombre, por el desorden que tiene de la razón. Para cuya inteligencia es de saber que, para que una alma llegue al estado de perfección, ordinariamente ha de pasar primero por dos maneras principales de noches, que los espirituales llaman purgaciones o purificaciones del alma, y aquí las llamamos noches, porque el alma, así en la una como en la otra, camina como de noche, a oscuras.
De Subida del Monte Carmelo, compuesta por el Padre Fr. Juan de la Cruz, Carmelita Descalzo. Doctor de la Iglesia.
1 comentario:
¡Qué maravilla! Esto sí que son poemas de amor. Pero que se puede decir de san Juan de la Cruz, un hombre que encontraba su mayor felicidad en “estarse amando al Amado”.
Publicar un comentario