LAS CONFESIONES DE SAN PABLO (XVIII),
por el Cardenal Carlo Maria Martini.
Conversión y desilusión.
Vamos a reflexionar sobre el modo como Pablo vivió los diez años posteriores al acontecimiento de Damasco. Son diez años de existencia oscura y difícil.
Pablo no habla mucho de ello, incluso tal vez por un cierto pudor, porque tendría que decir cosas desagradables respecto de la comunidad que lo ha acogido: pero algo se le escapa aquí y allá.
Tengamos presente, también, que él comienza a escribir después de 13-14 años de la experiencia de Damasco, cuando ya ha logrado la madurez y la plenitud del Misterio de Cristo que había visto.
Tratemos de comprender lo que sucedió, porque representa una típica profundización dolorosa y al mismo tiempo constructiva de la conversión fundamental.
Oración: Señor, tu tienes en tu mano todo. Tuviste en tu mano la vida de Pablo de modo abierto y grandioso desde el momento de su conversión. Nunca lo abandonaste, ni siquiera en los momentos difíciles en los que tal vez él no sabia lo que le estaba sucediendo. Te manifestaste a él con amor misericordioso, tal vez precisamente cuando estaba por abandonar el ministerio. Concédenos comprender tu misericordia sobre nosotros, para que podamos aceptar con confianza tu guía, creer en el significado providencial de lo que sucedió y sucede en nuestra existencia cristiana. Para tu gloria, en la fuerza del Espíritu, por intercesión de Maria y de todos los Santos. Amén.
Para nuestra reflexión:
- Primero leeremos los textos:
- Luego nos preguntaremos qué historia se puede sacar de los textos.
- En tercer lugar, veremos qué motivaciones hay detrás de la historia.
- Nos preguntaremos cuál fue la experiencia de Pablo durante esos diez años.
- Por ultimo, concluiremos con una palabra sobre nosotros.
Estas meditaciones están recogidas en el libro “Las confesiones de San Pablo”, editadas por
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