
Proposición 4
Dimensión dialógica de la Revelación
El diálogo, cuando se refiere a la Revelación, comporta el primado de la Palabra de Dios dirigida al hombre. En su gran amor, Dios quiso venir al encuentro de la humanidad y tomó la iniciativa de hablar a los hombres llamándolos a compartir su misma vida. La especificidad del cristianismo se manifiesta en el evento Jesucristo, culmen de la Revelación, cumplimiento de las promesas de Dios y mediador del encuentro entre el hombre y Dios. Él, "que nos ha revelado a Dios" (Juan 1, 18) es la Palabra única y definitiva entregada a la humanidad. Para acoger la Revelación, el hombre debe abrir la mente y el corazón a la acción del Espíritu Santo que le hace comprender la Palabra de Dios, presente en las Sagradas Escrituras. A Dios el hombre responde en plena libertad con la obediencia de la fe (cf. Rm 1, 5; 2 Cor 10, 5-6; DV 5).



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