En el mes del Santo Rosario, su Santidad el Papa Benedicto XVI visitará el Santuario mariano de
En el año 79 la famosa erupción del Volcán Vesubio sepultó a la pagana ciudad de Pompeya (Sur de Italia). Allí la aristocracia Romana gustaba pasar tiempo de recreo y fue sorprendida por la súbita destrucción.
“Esas ruinas hablan. Formulan la pregunta decisiva sobre cuál es el destino del hombre. Son testimonio de una gran cultura de la que, sin embargo, revelan, además de luminosas respuestas, también interrogantes inquietantes.” (Juan Pablo II9.
A comienzos del siglo XIX se instalaron en la cercanía de estas ruinas familias de campesinos que erigieron una humilde capilla. En 1872 llegó el abogado Bartolo Longo (beatificado el 26 de octubre de 1980), quien trabajaba para
Longo trajo de Nápoles muchos Rosarios para repartir. Bartolo también animó a varios vecinos para que le ayuden a reparar la capilla. La gente comenzó a venir a rezar allí el rosario, cada vez en mayor número.
En 1878, Longo obtuvo de un convento de Nápoles un cuadro de Nuestra Señora entregando el Santo Rosario a Santo Domingo y Santa Rosa de Lima. Estaba deteriorado así que un pintor lo restauró. Este cambió la figura de
El 8 de mayo de 1887, el Cardenal Mónaco de
“Hoy, como en los tiempos de la antigua Pompeya, es necesario anunciar a Cristo a una sociedad que se va alejando de los valores cristianos y pierde incluso su memoria. La ciudad mariana nace en el corazón de estos interrogantes, proponiendo a Cristo resucitado como respuesta, como "evangelio" que salva.” (Juan Pablo II).
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