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miércoles, 8 de octubre de 2008

Sínodo News (2)

Han dicho en el Sínodo:


- S. Em. R. Mons. Mark Benedict COLERIDGE, Arzobispo de Camberra-Goulburn (AUSTRALIA)

El Concilio Vaticano II hizo un llamamiento a renovar la predicación, que implicaba el paso de una concepción del sermón, entendido fundamentalmente como una exposición de la doctrina, devoción y disciplina católicas, a la homilía, entendida fundamentalmente como una exposición y aplicación de las Escrituras. Este cambio se ha dado sólo en parte. Uno de los motivos es que con demasiada frecuencia la predicación da por descontado el kerigma, y esto en un momento en el que, en las culturas occidentales, el kerigma no se puede dar por descontado. Si sucediera, existiría el riesgo de una reducción moralista de la predicación, que quizás evocara el interés o la admiración y no, en cambio, la fe que salva. Esta predicación no generará una experiencia del poder de Cristo. Una nueva evangelización requiere una nueva formulación y proclamación del kerigma en el interés de una predicación misionera más eficaz.


- S. Em. R. Mons. Florentin CRIHĂLMEANU, Obispo de Cluj-Gherla, Claudiópolis-Armenópolis de los Rumanos (RUMANIA)

Es nuestro deseo recordar la conexión existente entre la Palabra de Dios y la himnografía Bizantina (Canon de San Andrés de Creta, cánones de Romano el Melode, Canon de Juan Damasceno, etc), así como las clásicas oraciones marianas: la Paraclisis y el Akathistos, que son prácticamente un resumen y un compendio teológico de varios pasajes de la Sagrada Escritura, en la lectura interpretativa y aplicativa de los Padres de la Iglesia.

Lo mismo vale también para la riquísima tradición de la iconografía oriental, verdadera catequesis visual y compendio de teología simbólica, complemento de la Palabra (cfr. 1 Jn 1, 1-3), escrita por el iconógrafo bajo la inspiración del Espíritu Santo, en oración, según la tradición de la Iglesia y presentada a nosotros como "teología visual", vestida con formas, colores y símbolos específicos. El icono constituye una posible ayuda a la Lectio divina (sobre todo en el caso de personas que no saben leer o para los niños) y también para la oración contemplativa personal o en comunidad.

La Palabra de Dios, meditada y aplicada, se encuentra también en el lenguaje simbólico del arte sacro bizantino en varios niveles: "La Palabra proclamada y escuchada está contenida en la Biblia; construida en formas arquitectónicas, abre las puertas del Templo; cantada y representada en la escena hierofánica del culto, constituye la Liturgia; misteriosamente dibujada, se ofrece en contemplación, en 'teología visual' bajo la forma de icono". La teología simbólica muestra qué inmensas perspectivas se abren, a partir de las Escrituras en la liturgia, para acrecentar nuestra fe, para transformar nuestra vida en una liturgia cotidiana y para recuperar, nosotros mismos, el rostro del icono según el cual hemos sido creados.

[00029-04.07] [IN018] [Texto original: italiano]


- S. Em. R. Mons. Lawrence HUCULAK, O.S.B.M., Arzobispo de Winnipeg de los Ucranianos (CANADÁ)

En la Divina Liturgia de rito bizantino (Liturgia Eucarística), antes de proclamar el Sagrado Evangelio el celebrante pronuncia una oración de preparación que recuerda temas del acontecimiento de la Transfiguración, tal como los encontramos en el Evangelio según San Mateo (17, 1-8). El celebrante nos pide que abramos los ojos y la mente, para que podamos comprender el mensaje del Evangelio de Cristo. Añade que se nos infunda el temor de los mandamientos de Cristo, para que seamos capaces de dominar todo deseo carnal y seguir un modelo de vida espiritual. Este modelo de vida espiritual consiste en pensar y hacer todo lo que complace a Cristo, porque Él es quien ilumina nuestras almas y cuerpos. Por este motivo damos gloria eternamente a la Santísima Trinidad.

La proclamación del Sagrado Evangelio ofrece, especialmente a quienes están dispuestos a acogerlo, la oportunidad de participar de una parte de la gloria de Dios. Se trata de un momento escatológico de la revelación divina, lo que requiere que hagamos de este momento litúrgico un tiempo sagrado adecuado a cada evento.

El celebrante que proclama el Sagrado Evangelio tiene que ser consciente de su gran responsabilidad. Por lo tanto, se preparará antes las lecturas y proclamará la buena noticia con toda claridad. Conocerá el lenguaje humano necesario, para que los presentes, como Moisés y Elías, puedan dialogar con el Señor.

El Sagrado Evangelio tiene que penetrar en la mente a través del corazón y para ello es preciso presentarlo con fervor. No se puede hacer mecánicamente o sin cuidado. Estas mismas características son válidas también para la homilía que presenta y aplica el mensaje evangélico.

La proclamación del Evangelio tiene que iluminar a los presentes para que vivan en el temor de Dios, pues es el mismo Dios quien creó la luz y las tinieblas. Los fieles tienen que encontrar la teofanía de Jesús, es decir, el Hijo de Dios anunciado por la voz del Padre.

[00044-04.06] [IN030] [Texto original: inglés]


Fuente: http://www.zenit.org/article-28703?l=spanish

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