Restaurada, vuelve al público una obra maestra del Renacimiento
Es la Virgen del Jilguero, un óleo que pintó Rafael hacia 1506, cuando era adolescente.
Después de diez años de estudios y de un minucioso trabajo de restauración, vuelve al público una obra maestra del Renacimiento italiano. Se trata de la Virgen del jilguero, de Rafael, un óleo sobre madera de 107 x 77 centímetros, de la que han retirado una capa de polvo acumulada durante cinco siglos.
"Pasamos dos años enteros estudiándolo antes de decidir si seguir adelante porque, con el daño que sufrió en el pasado, un intento de restauración podía salir mal", explicó Marco Ciatti, jefe del departamento de pinturas del Opificio Delle Pietre Dure de Florencia, uno de los laboratorios estatales de restauración más prestigiosos de Italia. "Este paciente nos hizo pasar noches agitadas e insomnios", agregó.
Un equipo de profesionales con batas blancas y guantes de látex recurrió a rayos X, tomografías, reflectografías de rayos infrarrojos, láser y microscopios para conocer el estado de la obra.
El cuadro muestra a la Virgen María con dos niños acariciando a un jilguero. Los niños representan a un Jesucristo joven y a San Juan Bautista. El pájaro es un símbolo de la futura Pasión de Cristo, ya que se alimenta de espinas.
Rafael pintó la obra hacia 1506, cuando aún era adolescente, como regalo de bodas para Lorenzo Nasi, un rico comerciante. En 1547 la casa de Nasi se derrumbó, y el cuadro en madera se rompió en diecisiete pedazos. Ridolfo di Ghirlandaio, contemporáneo del autor, los pegó de nuevo, utilizando clavos. Después, la Virgen del jilguero pasó a formar parte de la colección de los Medici, quienes encargaron diversas intervenciones en la obra, destinadas sobre todo a cubrir los rastros de la rotura.
"Al principio decidimos no tocarla, porque el riesgo de dañar o alterar el original era muy alto reveló Ciatti. Lo evaluamos como un médico que trata al paciente como un todo, en vez de concentrarse en una enfermedad específica".
Patrizia Riitano estuvo a cargo del proyecto de restauración. Las mejillas de la Virgen han vuelto a ser rosadas, y el rojo y el azul de su vestido brillan con más intensidad sobre un fondo de un paisaje de la Toscana.
En noviembre, el cuadro será presentado en el Palacio Medici de Florencia, en una muestra sobre restauración. Después volverá a la Sala 26 de la Galería Uffizi, su lugar originario. "Lo festejaremos como el regreso del hijo pródigo", anticipó el director del célebre museo florentino, Antonio Natali.
PASO A PASO. EL CUADRO TAL COMO SE ENCONTRABA, UN MOMENTO DE LA RECONSTRUCCION Y LA OBRA AL TERMINARSE LA TAREA DE RESTAURACION.
RINCÓN MARIANO: Una buena noticia, que una imagen de la Virgen pintada por la mano maestra de Rafael vuelva a lucir aunque sea en un museo. Seguro que será signo de conversión para tantos visitantes como contemplen esta imagen esplendorosa.
2 comentarios:
Jesús quiquitín jugando con su primito, qué cuadro más bello, nuestra Madre está preciosa.
Gracias por acercarla.
Un abrazo en +XM
El canto del jilguero (Leyenda guaraní)
Recogida por Carlos G Vallés
Un indio oyó en la selva el canto de un jilguero.
Nunca había oído melodía igual.
Quedó enamorado de su belleza, y salió en busca del pájaro cantor.
Encontró a un gorrión, y le preguntó: «¿eres tú el que canta tan bien?».
El gorrión contestó: «Claro que sí».
- A ver, que te oiga yo.
El gorrión cantó, y el indio se marchó. No era ése el canto que había oído.
El indio siguió buscando. Preguntó a una perdiz, a un loro, a un águila, a un pavo real... Todos le dijeron que sí, que eran ellos. Pero no era su voz la que él había oído. Y siguió buscando. En sus oídos resonaba aquel canto único, distinto, ensoñador, y no podía confundirse con ningún otro.
Siguió buscando, y un día a lo lejos volvió a escuchar aquella misma melodía, que llevaba desde entonces en el alma. Se paró silencioso. Sintió la dirección y midió la distancia con sus sentidos bien alerta. Se acercó sigiloso, como un indio sabe andar en la selva, sin que ni sus pies se enteren. Y allí lo vio. No necesitó preguntarle, «¿eres tú?». Lo supo desde la primera nota. Sació su mirada con la silueta del pájaro cantor, y regresó feliz a su aldea. Ya sabía cuál era el pájaro de sus sueños.
La voz del Espíritu es inconfundible en el alma. Nos quedó grabada desde que nuestro cuerpo fue cuerpo, y nuestra alma fue alma. Y vamos por el mundo preguntando ignorantes, «¿eres tú?, ¿eres tú?». Mientras preguntamos, no sabemos. Cuando se oye, ya no se pregunta. Dios se revela por sí mismo, y sabemos que está ahí, con fe inconfundible. Que no se nos borre nunca de la memoria el canto del jilguero. (Carlos G Vallés)
http://www.ciudadredonda.org/subsecc_ma_d.php?sscd=151&scd=8&id=1167
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