De la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae del siervo de Dios Juan Pablo II al episcopado, al clero y a los fieles sobre el Santo Rosario.
Meditar con el Rosario significa poner nuestros afanes en los corazones misericordiosos de Cristo y de su Madre. Después de largos años, recordando los sinsabores, que no han faltado tampoco en el ejercicio del ministerio petrino, deseo repetir, casi como una cordial invitación dirigida a todos para que hagan de ello una experiencia personal: sí, verdaderamente el Rosario « marca el ritmo de la vida humana », para armonizarla con el ritmo de la vida divina, en gozosa comunión con la Santísima Trinidad, destino y anhelo de nuestra existencia.
1 comentario:
Paz y Bien
A todos los que rezan el Santo rosario les pido que incluyan en sus peticiones a nuestra Madre del Cielo la madre de De Dios, incluir a una peticion especial por los que han recibido la Devocion de Las Tres Avemarias y la Divina Misericordia
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