Queridos amigos,
Este año mi catequesis juvenil versará sobre el hombre y su destino eterno. Venimos de Dios y volvemos a Dios. Él es el origen y el fin de nuestras vidas.
Todo ser humano es creado a imagen en la semejanza de Dios y es capaz de él. Su corazón está predestinado a ser la morada de la Santísima Trinidad. "Dejad de pecar, mis hijos - nos exhorta a la Reina de la Paz - Refugiaos en los ojos de vuestro hermano Jesús, mi Hijo".
El destino de nuestra vida no es la nada, sino la eternidad. Nuestra eternidad, ya sea de alegría ya sea de perdición, la decidimos ahora, con nuestras acciones, todos los días.
La grandeza divina del hombre y el destino de gloria que Dios le ha preparado es el testimonio que debemos dar a nuestra generación de desesperados y deprimidos.
"Vuestra esperanza sea esperanza para aquellos que no tienen en el corazón a Jesús" (Reina de la Paz - 25 de agosto, 08).
Vuestro, Padre Livio.
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